El conocimiento y su comprensión son el principio de la auto-realización.
¿Qué es ilusión? Ilusión significa aceptar aquello que no es —confundir, por ejemplo, una cuerda por una serpiente—. Śrī Caitanyadeva nunca proclamó que nosotros somos el cuerpo. Él nos dijo que considerar el cuerpo como uno mismo esilusión. Existe una diferencia entre el cuerpo y el propietario. El alma es la propietaria y el cuerpo es la propiedad. Hay dos cuerpos —el burdo y el sutil—, y las almas son dueñas de ambos. La mente es el reflejo del espíritu, y el cuerpo está desprovisto de espíritu. Nosotros pensamos en términos de ›yo‹ y ›mío‹ con respecto a esos cuerpos, pero esto es simplemente ilusión, una concepción incorrecta. [1]
La importancia del conocimiento superiorB
ya evaṁ vetti puruṣaṁ prakṛtiṁ ca guṇaiḥ saha sarvathā vartamāno ’pi na sa bhūyo ’bhijāyate [2]
yaḥ—cualquiera que; evam—así pues; vetti—comprende; puruṣam—la entidad viviente; prakṛtim—la naturaleza material; ca—y; guṇaiḥ—las modalidades de la naturaleza material; saha—con; sarvathā—de todas las maneras; vartamānaḥ—estando situado; api—a pesar de; na—nunca; saḥ—él; bhūyaḥ—otra vez; abhijāyate—nace.
Traducción
Aquel que entienda esta filosofía relativa a la naturaleza material, a la entidad viviente y a la interacción de las modalidades de la naturaleza, es seguro que logra la liberación. Él no nacerá aquí de nuevo, sea cual fuere su posición actual.
Significado: El tener una clara comprensión de la naturaleza material, la Superalma, el alma individual y la correlación que hay entre ellas, lo vuelve a uno merecedor de liberarse y volverse hacia la atmósfera espiritual, sin estar forzado a regresar a esta naturaleza material. ése es el resultado del conocimiento. El propósito del conocimiento es el de entender con claridad que la entidad viviente ha caído en esta existencia material por casualidad. Mediante su esfuerzo personal, realizado en compañía de autoridades, de personas santas y de un maestro espiritual, tiene que entender su posición, y luego volver al estado de conciencia espiritual o conciencia de Kṛṣṇa mediante la comprensión de El Bhagavad-gītā tal como lo explica la Personalidad de Dios. En ese caso es seguro que jamás vendrá de nuevo a esta existencia material; ella será trasladada al mundo espiritual, para una vida eterna y bienaventurada de conocimiento.
Anuvṛtti:
Cómo nacemos y quedamos enredados en los ciclos de nacer y morir.
Kṛṣṇa nos da aquí los lineamientos del conocimiento. Este conocimiento no es el mismo que por lo general se imparte en las instituciones aceptadas o reconocidas de hoy en día, las cuales versan dicho conocimiento sobre la vida material, y el conocimiento acerca de este cuerpo. Pero Kṛṣṇa, en dos textos anteriores, ha eliminado la posibilidad del cuerpo diciendo que la entidad viviente, al desear asociarse con las tres modalidades de la naturaleza material, recibe un cuerpo particular y toma nacimiento. Kṛṣṇa dice exactamente kāraṇaṁguṇa-saṅgo’sya/ sad-asad-yoni-janmasu[3], al desear disfrutar de este mundo, uno queda bajo la jurisdicción de las tres modalidades de la naturaleza material —ignorancia, pasión y bondad—. Uno puede estar bajo la jurisdicción del Supremo si se Le pide »por favor Kṛṣṇa, ocúpame en tu servicio«. Pero cuando uno pide disfrutar de este mundo material, dicha posibilidad de disfrutar con su concomitante reacción es otorgada por la naturaleza material, la cual suministra estos placeres a través de sus tres modalidades —ignorancia, pasión y bondad—. Las personas han creado un sistema de conocimiento el cual consideran que es el todo. Por eso se dice de dichas personas que son mūḍhās. ¿Y quiénes son mūḍhās? Andhāyathāndhairupanīyamānās[4], las personas que están dirigiendo el mundo, los ciegos dirigidos por otros más ciegos. El resultado es un caos total. Śrīla Prabhupāda citaba el ejemplo de los cuatros ciegos que se acercaron a un elefante tratando de definirlo:
Un ciego se acercó al elefante y tocó su trompa, y dijo que un elefante era como una serpiente; el segundo tocó la pata del elefante y pensó que un elefante era como un tronco; el tercero agarró la cola y pensó que el elefante era como una soga; y el último agarró la oreja y dijo que el elefante era como una hoja de plátano. Entonces empezaron a discutir sobre quién tenía la razón: »Es como una soga. ¡No!, es como un tronco… es como una serpiente…«. Y de esta manera argumentaron por horas. Así es el conocimiento relativo de este mundo material, el cual consiste en que cada individuo tiene su propia concepción relativa, y a través de esa percepción establecen su concepto de la vida y empiezan a argumentar y pelear, y todos tienen la razón: todos están en ilusión.
Cómo empieza la verdadera comprensión.
Las personas perciben algo a través de su ilusión. Con su percepción establecen sus conceptos de la vida y lo consideran perfecto. Pero eso no resuelve los problemas de la vida —nacer, enfermar, envejecer y morir—. Por eso Śrīla Prabhupāda establece la necesidad de conocer las posiciones relativas de todos los seres progresivamente, partiendo de la Suprema Personalidad de Dios, quien fue descrita en el texto anterior: bhartābhoktāmaheśvaraḥ[5]. Debemos conocer a la Suprema Personalidad de Dios como punto de referencia hacia todas las demás disposiciones. Este texto debe ser entendido como una extensión del texto anterior, donde se explica que debemos entender al Señor Supremo --bhartābhoktāmaheśvaraḥ: el maestro, el disfrutador y Señor Supremo—, al entendedor --puruṣaḥparaḥ— y a la naturaleza material --guṇaiḥ—. Después de entender al Señor Supremo, a la entidad viviente en relación con el Supremo, la naturaleza material en relación con la entidad viviente y de cómo funciona la naturaleza material, podemos lograr entender lo más importante: nasabhūyo’bhijāyate, nos liberamos, ya no tenemos que regresar jamás a este mundo material. No tenemos que estar aquí de nuevo. Ése es el propósito de la vida.
Verdadera liberación.
Kṛṣṇa lo dice en más de una ocasión a través de El Bhagavad-gītā: yadgatvānanivartantetaddhāmaparamaṁmama[6]. Una vez que logramos esa comprensión acerca de Kṛṣṇa, acto seguido taddhāmaparamaṁ, sabemos que esa morada suprema --GolokaVṛndāvana, Vaikuṇṭha—, el mundo espiritual, es el lugar eterno de residencia del Señor Supremo y de todos nosotros. Ése es nuestro hogar y una vez que comprendamos esto, na nivartante, no tenemos que regresar aquí, o como se dice en este texto: nasabhūyo’bhijāyate, no tenemos que nacer de nuevo en este mundo. Pero como dice Śrīla Prabhupāda, los grandes líderes del mundo no están impartiendo este conocimiento. En relacion con esto ElŚrīmad-Bhāgavatam dice: nateviduḥsvārtha-gatiṁhiviṣṇuṁ[7], no saben cual es el máximo beneficio para todos, ni que Viṣṇu es la Suprema Personalidad de Dios. De otra forma, durāśayā —la ambición de disfrutar del mundo material— se convierte en la meta de la vida. La mente no debe tener otra aspiración que la de conocer a las personas santas, al maestro espiritual y a los vaiṣṇavas y, de esa manera, llenar la conciencia exclusivamente de lo que emana del maestro espiritual o de lo que proviene de Kṛṣṇa. Con el conocimiento material solamente hemos logrado volvernos esclavos: pasamos toda la vida esforzándonos para disfrutar de un espacio de 5 x 10 mts. y equiparlo a través de un crédito hipotecario por 30 años, convirtiéndonos en esclavos de la institución bancaria. En México actualmente sucede esto. ¡Uno va a tener que nacer de nuevo para poder pagar! en esas Instituciones tendran que creer en la reencarnación para poder cobrar. Esa es la situación: volvernos esclavos de alguien que ni siquiera puede satisfacernos. Eso se llama bharamudvahato, grandes arreglos, māyā-sukhāya[8], buscando una felicidad ilusoria. También la Conciencia de Kṛṣṇa requiere trabajo. Aunque el cuerpo tiene que morir, el alma es imperecedera. Una persona conciente de Kṛṣṇa entiende que la posición del alma es eterna y no tiene que volver a nacer y morir. Así el devoto entiende que la conciencia no muere. De otro modo durāśayāyebahir-artha-māninaḥ[9], en donde artha significa ›propósito‹. Todos los propósitos de la mente --artha-māninaḥ—, son bahir, externos, por tal razón la vida es durāśayā, difícil, porque todo lo que desea la mente es externo y no tiene ningún propósito. De esta manera: mandāḥsu-manda-matayo[10], ellos estan mandāḥ —confundidos, desubicados— y su-manda-matayo, dirigidos por personas más confundidas. Los líderes actuales tienen más ganas de disfrutar de este mundo —a diferencia de los brāhmaṇas, los líderes en la sociedad védica, que guían a la gente con su ejemplo de renuncia y de conciencia espiritual; ellos son más renunciados, más humildes, más tolerantes—. Están mejor calificados que los líderes actuales, que representan lo opuesto a los brāhmaṇas. Los líderes actuales son personas más codiciosas. El mundo quiere cada vez más disfrute externo y dichos líderes actuales se consideran exitosos. Pero en la sociedad védica es todo lo contrario: se admira a aquellas personas que no quieren más. Ellos son respetados. Por ejemplo los mismos ladrones nunca atacaban a los brāhmaṇas o a los śudras porque sabían que no tenían nada. Sólo de vez en cuando, como Valmiki —el autor de El Ramayana—, quien siendo un ladrón descarado, se acercó una vez a Nārada Muni para robarlo. Nārada Muni le dijo: »Mi querido ladrón, ¿qué puedo darte? No tengo nada, sólo tengo mi vina, y esa no te sirve«. Entonces el ladrón le respondió: »Mi querido sabio quiero volverme experto ladrón, tener más poder para robar. Como hasta este momento sólo he tenido fracasos, quiero ser exitoso en el robar, quiero aprender a matar para robar. En ocasiones, cuando me acerco a las personas no quiero dañarlas. Enséñame a hacerlo«. Nārada Muni le dijo: »Yo tengo una manera de enseñarte. Repite este mantra: ›maramara‹ «. Pero al repetirlo de manera continua, ›maramaramara…‹ se volvía: ›ramaramarama…‹, y por repetir el nombre del Señor Rama, el ladrón se volvió devoto de Nārada Muni y de esa forma pudo escribir todos estos pasatiempos. Por lo general los ladrones no molestan a los sabios, ya que éstos son respetados y son libres de andar por todas partes. Desafortunadamente, en esta sociedad los sabios son considerados locos, desubicados, rechazados sociales, enfermos mentales. Śrīla Prabhupāda comentó que Prahlāda Mahārāja sólo quería cantar HareKṛṣṇa, y por esa razón su padre lo quería matar. No es de sorprenderse que en la actualidad un padre se moleste porque su hijo quiera adorar al Señor Supremo. La sociedad está mal guiada porque no entiende este principio. Kṛṣṇa explica en este capítulo el conocimiento para ser exitoso en la vida, y dicho conocimiento es bhāratakṣetra-kṣetrajñayorjñānaṁ[11]: existe el cuerpo, el residente del cuerpo y el que reside en todos los cuerpos. Esa persona que reside en todos los cuerpos es Śrī Kṛṣṇa. Es importante entender a Kṛṣṇa, entender quién soy yo, y entender por qué tengo este cuerpo.
La vida humana es para inquirir.
Śrīla Prabhupāda dijo: La gente no se pregunta: ¿Por qué tengo este cuerpo de ser humano, tan maravilloso?, ¿por qué yo no lo utilizo, y por qué existen millones de especies de vida? ¿Por qué Dios creó tantos millones de especies de vida?, ¿simplemente para molestarnos?, ¿tener moscas, alacranes y serpientes, es para molestarnos? Si uno cree en Dios, y que Dios tuvo la inteligencia al estructurar el mundo, ¿por qué lo hizo así? Los Vedas dicen que uno puede nacer en cualesquiera de esas formas de vida, pero que el propósito es bhūyo’bhijāyate: no nacer de nuevo en ninguna especie de vida. Ese es el progreso que tenemos que tomar en cuenta; hemos progresado, hemos llegado a tener cuerpo humano, que es la forma de vida más valiosa, tan perfecta que tenemos que aprovecharla. Una vez que lo entendemos […] Śrī Caitanya explica a Sanātana Gosvāmī que las entidades vivientes evolucionan de un cuerpo a otro desarrollando más las facultades de comer y dormir. En la forma de vida humana se tiene inteligencia desarrollada y algunos la utilizan para progresar en actividades impías, y otros —más inteligentes todavía— la utilizan para desarrollar actividades piadosas. Los más inteligentes son los dharmācāris, que regularmente ejecutan actividades piadosas. Entre ellos están los dharmānistas, que son aquellos que están fijos en actividades piadosas sin falla alguna. Todavía mejor que los dharmānistas están los jñānīs, que tienen conocimiento perfecto acerca de la religiosidad. Y todavía mejor que ellos están los muktīs, aquellos que han logrado la perfección del jñānī y por ello han alcanzado la liberación. Por encima de todos los anteriores están los kṛṣṇa-bhaktasniṣkale. Ellos ejecutan con tranquilidad sus actividades. Los muktīs y los jñānīs tienen temor de caer, de cometer un error en la ejecución de sus actividades, pero el bhakta sólo quiere complacer a Kṛṣṇa. Como se dice en la canción “Jagannāthastaka”: »Yo no aspiro a lo que las personas en común aspiran; no quiero riqueza, ni bonita familia, ni liberación. Sólo quiero mantener dentro de mi conciencia la visión del Señor Jagannātha«. Esa es la perfección del devoto. Ese es un objetivo elevado: apreciar la presencia, pasatiempos, actividades y cualidades del Señor Supremo. Tenemos que evolucionar, comenzando por la plataforma de conocimiento básico. Después adquirir conocimiento superior para lograr la liberación. Una vez logrando la liberación y permaneciendo fijos en la vida espiritual, podemos empezar a desarrollar discernimiento para los valores espirituales, para las variedades espirituales y para las realidades espirituales eternas de ŚrīVṛndāvanaDhāma. ElŚrīmad-Bhāgavatam ilustra esa realidad —así como ElŚrīCaitanya-caritāmṛta demuestra la perfección de vivir en esa realidad—. Existen muchos otros libros de los devotos del Señor, de los ācāryas que ilustran cómo podemos compenetrarnos más y más en esas realidades trascendentales espirituales. Debemos tomar en serio lo dicho por Kṛṣṇa —si es que queremos avanzar espiritualmente—, ya que no es un concepto relativo. Toda la explicación del Décimotercer Capítulo es para adquirir conocimiento trascendental y volvernos serios. Śrīla Prabhupāda estructuró esta sociedad perfectamente, dando un esquema al final de su estadía en este planeta y señalando que sólo hizo la mitad del trabajo —sólo nos legó el núcleo: en la forma de templos donde se enseña la Conciencia de Kṛṣṇa—. La otra mitad del trabajo consiste en estructurar la sociedad varṇāśrama para que todo mundo se vuelva consciente de Kṛṣṇa. Para lograr el objetivo es necesario aprender este conocimiento de ElBhagavad-gītā, y llevarlo a la práctica de la manera que nos corresponda según nuestra condición --brahmacārī, gṛhastha, vānaprastha, sannyāsī, etc.—. La falta de participación crea un círculo vicioso para las personas que se acercan a la conciencia de Kṛṣṇa; no tienen las herramientas para progresar en su vida, porque los que deben entender esta estructura y la necesidad de establecerla no lo toman en serio. Esas son instrucciones del Señor Supremo, no son sugerencias o ideas de un filósofo. Kṛṣṇa no es un filósofo. Dharma-saṁsthāpanārthāya[12] —vida espiritual— significa tomar en serio las leyes establecidas por el Señor Supremo. Las leyes espirituales son las más importantes. Por esa razón Jesús dijo: »[…] lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios [13]«. Si tenemos un deber en este mundo, es parte de nuestro servicio. En otras palabras: aunque estemos trabajando, no debemos olvidar nuestra conciencia espiritual. El propósito, según Śrīla Prabhupāda, no es que los devotos sobrevivan con un trabajo, sino que ayuden a todos a comprender la realidad espiritual. Śrīla Prabhupāda hizo todo un plan para que los devotos no se sometan a dicha supervivencia, y si por cualquier motivo lo siguen haciendo, es con la finalidad de apoyar la conciencia de Kṛṣṇa. Mantener el cuerpo no es un logro. Eso no es lo que espera Kṛṣṇa. Kṛṣṇa le dijo a Arjuna que peleara para establecer la conciencia de Kṛṣṇa. Y no habló sólo de pelear: trabajar para establecer la conciencia de Kṛṣṇa. Se tiene que hacer contribuciones de alguna manera para apoyar directa o indirectamente este movimiento de conciencia de Kṛṣṇa, según nuestra capacidad. La base es el conocimiento trascendental, y como se explica aquí, debemos entender nuestra posición en relación con el Ser Supremo y cómo funciona la naturaleza material. No es que seamos seres emotivos que surgimos como pelotas enviadas de un lado a otro por la naturaleza. Debemos ser representantes del Señor manejando la naturaleza, es decir, controlando mis sentidos y mi mente para ocuparlos en el servicio del Señor Supremo. Lo anterior implica que la naturaleza no me manipula, sino que utilizo a la naturaleza para servir al Señor Supremo. Si no es así hemos perdido el propósito de la vida humana, sin conocimiento y sin control sobre los sentidos y la mente. Hṛṣīkeṇahṛṣīkeśa-sevanaṁbhaktirucyate[14], el ocuparnos en el servicio a Hṛṣīkeśa —el amo de los sentidos—permitirá que nuestros sentidos sean controlados. Esto es una breve introducción a la ciencia espiritual. Śrīla Prabhupāda señaló que ElBhagavad-gītā es el ›abc‹ de la vida espiritual. Querer a Rādhā y Kṛṣṇa significa vivir conforme a lo que ellos nos enseñan en ElBhagavad-gītā. Y podemos dar el siguiente paso, pero el anterior no se elimina; hacerlo no es avance sino ilusión. No existe un camino más corto que el del canto HareKṛṣṇa: andhāyathāndhairupanīyamānās[15], debemos evitar ser mal guiados por personas que no tienen conocimiento espiritual, aún cuando tengan conocimiento material. Debemos volvernos serios en este proceso en la vida diaria, cantando el mahāmantra, escuchando de Kṛṣṇa y haciendo de nuestra vida un éxito. Cāṇakya Paṇḍita dice:
San-nimittevaraṁtyāgovināśeniyatesati: todo lo que existe en el mundo material será destruido, por lo tanto, todo debe usarse para buenos fines. Hare Kṛṣṇa.
Fin del comentario de Su Santidad Guru-prasād Svāmī al Capítulo 2 del Anuśiṣṭān intitulado El principio de la Auto-realización.